martes, 6 de mayo de 2025

Carta para la Paz, TÚNEZ.

 


Fatiha Benjazia desde Túnez.

El 6 de mayo celebramos algo más que pequeños cuadrados de papel dentado: Celebramos estos puentes frágiles y tenaces que conectan lo desconocido, las generaciones, continentes. Cada sello es un pasaporte a la humanidad, una pequeña embajada de esperanza que cruza fronteras sin preguntar visa.

Mira este sello entre tus dedos. ¿Ves cómo son sus dentadas? ¿Parecen manos tocándose? Como lo dicen sus colores...

¿El amanecer de un nuevo día? Lleva en sí toda la belleza paradójica de la paz. :tan ligero que un soplo puede llevárselo, y tan fuerte que sobrevive A las peores tormentas.

La paz sea contigo.

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Le 6 mai, nous célébrons bien plus que des petits carrés de papier dentelés : nous fêtons ces ponts fragiles et tenaces qui relient les inconnus, les générations, les continents. Chaque timbre est un passeport pour l'humanité, une minuscule ambassade d'espoir qui traverse les frontières sans demander de visa.

Regarde ce timbre entre tes doigts. Vois-tu comme ses dentelures ressemblent à des mains qui s'effleurent ? Comme ses couleurs racontent l'aube d'un jour nouveau ? Il porte en lui toute la paradoxale beauté de la paix : à la fois si légère qu'un souffle peut l'emporter, et si résistante qu'elle survit aux pires tempêtes.

Paix avec Toi .

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Carta para la Paz, PUERTO RICO.

Maritza González desde Guaynabo, Puerto Rico

La paz interior se ha convertido en un lujo. El entorno del mundo, totalmente convulso, nos ha robado la paz.

Una sociedad atrapada en guerras, situaciones económicas y políticas, discriminación social, ataques a la libertad, siguen amenazando la estabilidad de todos los países y de todos los seres humanos.

Pero la paz es algo que no se puede comprar, medir, obtener... Es algo que nace desde dentro.

Pregúntate dónde estás poniendo tu atención, a qué le estás dando tanta importancia en tu vida, a qué le dedicas la mayor parte de tu esfuerzo mental y emocional.

Reencontrar la paz interior es fundamental para hacer de tí una mejor persona.

Si cada uno busca su norte, entiende el sufrimiento y necesidades de otros, cultivando empatía y sembrando solidaridad, tendremos un equipo gigantesco de buenas voluntades para hacer de este un mundo mejor.

Carta para la paz, ESPAÑA (I)

Ángel Arribas desde España.

Querida Sociedad,

Te escribo hoy con el corazón sin dobleces y las manos extendidas, no como un político que busca soluciones estratégicas, ni como un filósofo que intenta desentrañar verdades absolutas, sino como un ser humano que, como tú, anhela vivir en un mundo donde reine la paz. Una paz que no es solo la ausencia de guerra, sino la presencia constante de entendimiento, empatía y amor.

Cuando miro a mi alrededor, veo un mundo lleno de contrastes: familias que se abrazan bajo el mismo techo, pero también corazones que se alejan por palabras no dichas; comunidades que luchan juntas por un futuro mejor, pero también sociedades divididas por prejuicios y odios ancestrales; naciones que firman tratados, pero también fronteras marcadas por el dolor y la desconfianza. ¿Dónde está la paz en todo esto? ¿Dónde está el equilibrio que tanto necesitamos?

Quiero creer que la paz comienza en lo pequeño, en lo cotidiano. En ese gesto de perdonar una ofensa sin esperar nada a cambio. En esa conversación sincera con un ser querido que lleva tiempo distante. En ese acto de escuchar sin juzgar, de entender antes de responder. La paz no es un destino al que llegaremos en algún momento, sino un camino que construimos cada día, paso a paso, decisión a decisión.

En el ámbito familiar, la paz puede ser tan simple como sentarse a la mesa y compartir una comida sin teléfonos ni distracciones, mirándose a los ojos y reconociendo que, aunque diferentes, todos somos parte del mismo núcleo. En el ámbito social, la paz puede manifestarse cuando elegimos tender puentes en lugar de levantar muros, cuando nos atrevemos a ver al otro no como un extraño, sino como un reflejo de nosotros mismos. Y en el ámbito político, la paz surge cuando los líderes priorizan el bienestar colectivo sobre intereses personales, cuando entienden que su poder no es para dominar, sino para servir.

Pero, ¿cómo lograrlo? Tal vez la respuesta esté en algo tan sencillo como el silencio. El silencio para escuchar al otro, para reflexionar sobre nuestras acciones, para conectar con esa chispa de bondad que todos llevamos dentro. La paz no exige grandes discursos ni gestas heroicas; a veces, solo necesita una sonrisa, una mano tendida, un "te entiendo" susurrado desde el alma.

Por eso, hoy te invito a buscar la paz en tu vida, en tu hogar, en tu comunidad, en tu corazón. No importa cuán grande o pequeño sea tu gesto, porque cada acto de paz es una semilla que, plantada con amor, puede florecer en un jardín de armonía. Juntos podemos transformar este mundo, no con armas ni gritos, sino con compasión y esperanza.

Que esta carta sea un recordatorio de que, aunque el camino hacia la paz sea largo y a veces difícil, vale la pena recorrerlo. Porque al final, la paz no es solo un sueño lejano; es una elección diaria que todos podemos hacer.

Con cariño y esperanza,

Ángel Arribas, un amigo que cree en la PAZ.


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Carta para la Paz, GUATEMALA.

 


Sandra Alvarado desde Guatemala

En este mundo turbulento y lleno de desafíos, todos queremos la paz y generalmente no sabemos cómo encontrarla, la buscamos como que si fuera un objeto que se ve o se toca. La Paz es una necesidad universal.

 La paz es un estado de vida, es la vida plena que tiene que ver con la tranquilidad y el bienestar de cada persona, es cuando las relaciones son armoniosas, hay reposo y tranquilidad. Para alcanzar la Paz debemos cultivar valores fundamentales que nos permitan convivir en armonía.

 Uno de estos valores es la aceptación de las personas tal como son, respetando sus ideas, comportamientos, creencias y preferencias. El respeto hacia los demás, fundamentado en valores morales, es imprescindible para una convivencia pacífica. Esta tolerancia hacia las diferencias nos ayuda a entender y valorar la diversidad que existe en nuestro entorno. La responsabilidad que tenemos unos con otros también es crucial para la paz, ya que implica ser conscientes de nuestros actos y cumplir con nuestras obligaciones y promesas.

 La lealtad es otro lazo fuerte que genera confianza y nos obliga moralmente a apoyar a los demás. La justicia, basada en principios de razón, honestidad e igualdad, es esencial para garantizar un trato equitativo y respetuoso.

 Como seres humanos, nos resulta difícil alcanzar estos ideales por nuestros propios medios. Por esta razón, solo Jesucristo nos puede dar Su Paz. Él nos dijo: “La paz os dejo Mi Paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” Estas palabras nos recuerdan que la verdadera paz proviene de una fuente más allá de nosotros mismos, y nos inspiran a buscarla en nuestra fe y espiritualidad.

 Es fundamental que cada uno de nosotros reflexione sobre la importancia de la paz y adopte estos valores en su vida diaria. En nuestras acciones, debemos promover la aceptación, la responsabilidad, la lealtad, la justicia y el respeto, para construir un mundo más pacífico y armonioso.

 La paz no es solo un objetivo individual, sino una meta colectiva que requiere el esfuerzo y compromiso de todos. Solo así podremos construir una sociedad donde prevalezca la tranquilidad y el bienestar, y donde cada persona pueda vivir en armonía.

Con todo mi cariño y esperanza,

Sandra Alvarado-Rhoesa

Guatemala

Carta para la Paz, FINLANDIA



Es-Pekka Avela, desde Finlandia

“La paz no es algo que deseas; es algo que creas, algo que haces, algo que eres y algo que das.”

“Solo decimos que le demos una oportunidad a la paz.”

“La guerra ha terminado
si tú lo quieres
La guerra ha terminado
Ahora

En palabras de John Lennon.

Saludos desde Finlandia.




 

Carta para la Paz, PUERTO RICO.


Tina Casanova desde Puerto Rico

Nos duele el mundo.  Nos urge un esfuerzo universal para alcanzar la paz. Desde la palabra echo al aire una convocatoria especial: Salvando el planeta nos salvaremos a nosotros mismos. 

      Nunca en la historia la palabra PAZ ha significado tanto.

      La contundencia de este reclamo nos mueve a fomentar una especie de armonía desde nuestras pequeñas trincheras personales.  La paz tiene que comenzar por nosotros mismos. Hay que desaprender para hacer espacio en nuestro proceder y aprender modelos nuevos que nos conviertan en personas de paz. Desalojemos sentimientos y actitudes que nos invitan a vivir cómoda y violentamente. La xenofobia, homofobia, machismo, egoísmo, las ansias de poder, de acumular riquezas materiales, el desapego familiar y muchas de esas actitudes nos aíslan y nos convierten en seres centrados en un yo patético, solitario y violento.

      No podemos dar lo que no tenemos.  Si no tenemos paz personal, no podremos fabricarnos una nueva especie de ser humano que resuma paz. Y que como virus benigno y salvador se contagie a nuestra familia, de ahí a nuestro vecindario, luego a nuestro pueblo, a nuestra región.  Y así, así, de a poquito, contagie al mundo.

      Eso anhelo. Para eso trabajo desde mi ser interior.  Y a eso los invito desde este armonioso espacio de Sellos de Ficción.

      Desde la paz y desde Puerto Rico

Tina Casanova

Escritora

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Carta para la Paz, CANADÁ.


André desde Canadá

Es crucial que el Estado y la sociedad canadienses reconozcan y se rediman de las herencias coloniales y racistas que han marcado la historia canadiense. Esto se aplica en particular al impacto que la creación del Canadá contemporáneo tuvo y sigue teniendo en las comunidades indígenas, etnoculturales y racializadas. El trabajo por esta paz interna debe complementarse con una firme postura canadiense en favor de la justicia global, en particular en relación con la continua ocupación de Palestina y el despojo de los palestinos. Estos dos compromisos representan contribuciones fundamentales en la construcción de una humanidad justa.